Lorenzo de Medici (Florencia, 1449-Careggi, 1492), conocido como Lorenzo el Magnífico por sus contempor&aucute;neos, fue un mecenas de las artes en su sentido más amplio. Estadista, diplomático, banquero y poeta, contribuyó a lo mejor del Renacimiento florentino, cuyo apogeo se apaga con su muerte.
Lorenzo acogió en su corte a filósofos, literatos y artistas, y encarnó en su persona la figura ideal del príncipe renacentista. Su actividad literaria propia está hecha más de asimilación que de creación: una asimilación prodigiosamente variada y cambiable que va desde los clásicos a los rimadores populares. Él mismo se describe como un refinado diletante que entiende el ejercicio literario como evasión de los asuntos políticos. En sus obras se apropia del mundo de los intereses y los gustos de todas las clases sociales que componen el dominio de su Señoría. Procura mostrar la consideración justa para cada una de estas clases y reforzar con ello su prestigio de señor preocupado por sus súbditos. Solo quedan de él dos novelle (relatos), uno de ellos inacabado. El otro, Giacoppo, es un texto renacentista en toda regla, que ejemplifica lo dicho, lleno de humor, ironía, picardía y liberalidad, donde vemos al hombre capaz de las mayores felonías, sin dejar de preocuparse por su alma.
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